
El uso de temas bíblicos para enseñar las lecciones y fundamentos del cristianismo iría evolucionando pasando de los episodios apocalípticos a los principios y fines de cada libro santo. Incluso tras la Edad Media, los protagonistas medievales pasarían a formar parte de las figuras de los primeros y últimos cuadros, frescos y esculturas renacentistas, barrocas, neoclásicas... hasta la actualidad, en la que a día de hoy todavía se representan historias bíblicas en distintas modalidades artísticas.

Pasando de un principio en el que se sembraba el terror hasta la transmisión de mitos y beatos más serenos en los que se habla más de la recompensa de ser un buen cristiano que del castigo de una vida pecadora.
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