

Ambas estatuillas son venus Paleolíticas, pero la primera, la Venus de Lespugue, se encontró en el Alto Gerona (Francia) y la segunda, la Venus de Willendorf, fue descubierta en Austria a orillas del Danubio. ¿Cómo es posible que, siendo en lugares tan alejados entre sí, coincidieran en el aspecto de la exaltación de los atributos femeninos?
Ambas zonas dedicaron, como ya hemos visto, gran parte de sus expresiones artísticas a hacer referencia a la fertilidad con este simbolismo mágico. La superstición fue la esperanza que les guió a estos primeros artesanos o artistas, según se analice, a elaborar esculturas y pinturas para contrarrestar la alta tasa de mortalidad y la corta esperanza de vida que poseían.
La ensanchación de las caderas, el aumento de pecho y nalgas, la vagina esculpida en detalles... no son más que rasgos por los que se refieren a la fertilidad como símbolos mágicos o iconos.
En el caso de estos ciclos pictóricos, la primera figura perteneciente a la Cueva de Altamira (Cantabria, España) y la segunda a la Cueva de Chauvet (Dordoña, Francia), ambas coinciden en la representación de animales antropomórficos. ¿Por qué deformaban las carnes de los animales haciéndoles unas patas minúsculas en contraste con un lomo enorme? ¿Para qué les representaban con esa anatomía tan poco práctica?
Quizás fuera en referencia a la caza y la obtención de alimento. Durante el Paleolítico, el ser humano todavía era nómada. No conocía ni la agricultura ni la ganadería y se veía obligado a cazar y recolectar lo que hubiese en un territorio hasta que se acabase y se viesen obligados a emigrar a otro territorio. Por esa razón era tan importante para él que existiese en su asentamiento una gran abundancia de especies fáciles de cazar y con un gran porcentaje de carne.
No hay comentarios:
Publicar un comentario